En
las últimas décadas el interés sobre el consumo sostenible se ha
hecho cada vez más presente, incluso es un ítem considerado como
emergente en las agendas nacionales e internacionales, esto se debe a
que nuestros tradicionales hábitos de consumo han contribuido al
incremento de las emisiones de C02, a la pérdida de biodiversidad y
al agotamiento de los recursos finitos. No sorprende la estrategia de
muchos ecologistas que militan por una reducción del consumo en
general, sin embargo en la sociedad se refleja cada vez más marcada
la idea de consumir diferente, de forma que exista una provisión
sostenible de los recursos (Southerton et al. 2004). Bajo este
contexto se puede entender que el fenómeno del consumo no solo
implica comprar bienes o servicios sino también incluye espacios
en los cuales el consumidor refleja el tipo de desarrollo que está
escogiendo para la sociedad en la que vive, por tanto sus decisiones
de compra tienen componentes no solo económicos sino también
políticos, sociales, ecológicos y psicológicos que influirán en
su comportamiento. En este post me interesa analizar estos
consumidores que reflexionan más sobre las consecuencias de la
adquisición de los bienes o servicios que harán uso después.
Se
puede definir al consumidor como al usuario final de bienes o
servicios (productos), en una economía de mercado, estos individuos
tienen la libertad de escoger el producto que desean consumir dentro
de un abanico de productos similares, la teoría económica que asume
la racionalidad del individuo dice que esta decisión se basa en la
maximización de la utilidad, en este caso es lógico pensar que el
individuo comprará el producto que le de la mayor utilidad posible
que su presupuesto pueda abordar.
Estudios
del comportamiento del consumidor indican que los consumidores no
siempre juzgan el valor de un producto bajo el único criterio de
utilidad, generalmente añaden otros criterios que los ayudan a
tomar decisiones, los cuales son de carácter psicológico,
económico, social, etc, por lo que no necesariamente tienen
justificaciones racionales desde el punto de vista meramente
económico, esta situación hace que un mismo producto pueda tener
diferente valor para dos individuos con prioridades diferentes (Darpy
y Volle, 2007). Esto se hace aún más notorio si consideramos el
principio de soberanía del consumidor que es el poder que tiene el
consumidor para elegir dentro de un conjunto de ofertas el producto a
comprar o simplemente abstenerse en su adquisición (Harrison, 2005),
De acuerdo a Smart (2010) la soberanía del consumidor implica la
opción de escoger pero también la confianza del consumidor hacia el
producto que escoge. Bajo estas definiciones se supondría que los
consumidores en cierta forma condicionarían la demanda del mercado e
incluso influenciarían sobre la maximización del bienestar social,
por esta razón se puede considerar que el consumidor tiene un arma
muy importante para influenciar sobre la economía y esta es su
soberanía pues pueden hacer uso de ella para escoger productos que
los apoyen a llevar un estilo de vida sostenible que es fundamental
para la reducción de la pobreza y la protección de los recursos
naturales. Sin embargo hay que tomar en cuenta que la decisión de
compra es individual por tanto un solo consumidor no podría
influenciar la economía nacional, regional o simplemente local, pero
si somos un grupo importante de consumidores los que decidimos optar
por un consumo más responsable y consciente, es posible que podamos
influenciar en el comportamiento del mercado. En la actualidad hay
una diversidad de formas de consumo que apoyan el desarrollo
sustentable, nosotros, los consumidores, somos quienes debemos
elegirlas.
Ahora
queda la interrogante de quienes son los llamados “Consumidores
Éticos”, estos consumidores además del precio y la calidad dan
importancia a variables que prioricen la ética de algún atributo
del producto (Harrison et al. 2005). Los atributos éticos se
refieren a características en los productos que se orientan hacia un
consumo sostenible, es decir que no hagan daño al medio ambiente o a
la sociedad, algunos ejemplos de estas son: productos orgánicos, sin
organismos genéticamente modificados, no probados en animales, de
bajo consumo energético, de producción local, bajo condiciones
dignas de trabajo, etc.
Las
motivaciones de Consumidor Ético son muy diversas y muchas veces
complejas pues además del beneficio personal este tipo de consumidor
toma en cuenta aspectos ecológicos, la solidaridad, la justicia
social, valores morales, entre otros. El individuo se interesará
sobre estos temas éticos luego de que sus necesidades prioritarias
sean cubiertas, Maslow (1987) propone un sistema jerárquico de
necesidades, luego de que las necesidades fisiológicas y de
seguridad han sido satisfechas, el consumidor se enfrenta a las
necesidades sociales, de estima y de auto-realización; es en éstas
últimas que se puede notar el consumo de los individuos que se
interesen por los valores éticos de los productos. Newholm (2000)
observa que la preferencia de consumo de productos de características
específicas, en este caso éticas, está relacionado con la
construcción de la imagen de si mismo como parte de la identidad del
consumidor. Shaw y Edward (2002) proponen dos variables para
determinar la motivación del consumidor ético, la primera está
ligada a la obligación ética y la segunda se relaciona con la
determinación de la identidad del propio consumidor, en este estudio
las variables han sido incorporadas a a teoría modificada del
comportamiento planificado y se observa que tienen una importante
influencia en la actitud e intención de compra del consumidor hacia
productos con atributos “éticos”. Harrison et al (2005) propone
siete factores externos que influencian el comportamiento ético del
consumidor, estos son:
- La globalización de los mercados y el debilitamiento de los gobiernos nacionales
- El crecimiento de las corporaciones transnacionales y sus marcas
- El creciente incremento de campañas de grupos de presión
- Los efectos sociales y medio ambientales del desarrollo tecnológico
- El cambio del poder de mercado hacia los consumidores
- La efectividad de las campañas de mercado
- El crecimiento de un amplio movimiento por la responsabilidad corporativa.
Por
otro lado Barnett et al (2005) se cuestiona sobre dos formas en las
que ética y consumo puede estar relacionadas, estas son: la ética
del consumo y el consumo ético. La ética en el consumo realiza un
juzgamiento concerniente a la moralidad del sistema completo de
provisiones, por eso esta es la base del pensamiento de los LOVOS
(Lifestyles of voluntary simplicity) quienes buscan mantener una vida
simple pero autosustentable, de hecho se los relaciona mucho con
teorías como el decrecimiento, este grupo humano intenta reducir al
máximo el consumo externo y son ellos mismos quienes producen los
bienes que requieren. Otros consumidores que suelen aplicar este
juzgamiento son ciertos sectores de Veggies (vegetarianos) o de
defensa de los animales, entre otros. En cambio en el Consumo ético
la moralidad del consumo mismo no es evaluada, mas bien el consumo es
el medio para acciones morales o políticas. Este es el sentido
dominante en el caso de diversos grupos de consumidores como por
ejemplo aquellos que hacen boicot a un x producto o marca, los
consumidores que hacen campañas de comercio justo o solidario, las
iniciativas de responsabilidad social corporativa, las auditorías
éticas, y muchas otras acciones políticas.
Consumir
de forma ética pasa por consumir productos locales, orgánicos, de
bajo consumo eléctrico, que respeten los derechos de los
trabajadores, que no involucren trabajo infantil, que no hagan
pruebas en animales, y otros aspectos que involucren la defensa del
medio ambiente y/o de sectores vulnerables de la sociedad. Pero
consumir responsablemente también implica no adquirir productos de
los cuales tenemos dudas sobre la ética aplicada en su producción o
el daño que estos puedan causar a la sociedad o a la naturaleza.
Somos nosotros los que elegimos que tipo de consumidor queremos ser,
considerando la situación de nuestro planeta creo que deberíamos
pensar en ser más responsables y optar por ser consumidores éticos
esto no hará que nos convirtamos en militantes por alcanzar un mundo
más justo y solidario, pero el cambio de nuestros patrones de
consumo de una manera silenciosa va a apoyar un desarrollo más
sustentable.
En
este blog intentaré presentar al consumo desde diferentes
perspectivas que lleven a un análisis y reflexión sobre cómo el
Consumo puede ser tener diferentes caras y no solo un lado oscuro.
Mi interés no es el de hacer una guía del consumo responsable, mas
bien deseo que sea un punto de partida para reflexionar y debatir
sobre nuestros patrones de consumo y poder consumir sin consumirnos.
Referencias.
- Barnett C., Cafaro P. y Newholm T. (2005) Philosophy and Ethical Consumption.The Ethical Consumer (Harrison R.,Newholm T. y Deirdre S. eds.), SAGE Publications, London, pp.11-24.
- Darpy D. y Volle P. (2007) Comportement du Consummateur: concepts et outils, 2da Edición, ed. Dunod, Paris..
- Harrison R.,Newholm T. y Deirdre S. (2005) The Ethical Consumer. SAGE Publications, London.
- Maslow A. (1987) Motivation and Personality, 3rd Edition, Harper &Row, New York.
- Newholm T. (2000) Underestanding the ethical consumer: employing a frame of bounded rationality. PhD Thesis, Open University, Buckingham.
- Shaw D. y Shiu E. (2002) Ethical obligation and self-identity in consumer choice . International Journal of Consumer Studies, 26, 2, June 2002, pp109–116 .
- Smart B. (2010). Consumer Society Critical Issues and Environmental Consequences. SAGE Publications, London.
- Southerton D, Chappelles H y Van Vliet B. (2004) Sustainable Consumption. The implications of Changing Infrastructures of Provision, Edward Elgar Publishing Ltd, Northampton, USA.